miércoles, noviembre 18, 2015

No, no somos todos iguales

Mientras ayer, en Wembley, en el partido amistoso entre Inglaterra y Francia (que no son naciones cuyos habitantes se hayan expresado nunca demasiada hermandad ni cariño), todos los espectadores, juntos, cantaban "La Marsellesa" (*) y luego se hacía un completo minuto de silencio durante el cual no se oyó ni un solo murmullo, 
en Turquía, en una partido entre Turquía y Grecia, enemigos seculares que quería limar pasadas asperezas, se abucheó el himno griego y, al hacer un minuto de silencio por los hechos de París, la pitada fue mayoritaria y estruendosa y se oyeron gritos de "¡Allahu Akbar!" (Alá es grande).
Luego los turcos llevan años queriendo formar parte de Europa, de la Unión Europea...

Pues yo les dejaría entrar. Que vinieran todos juntos, y uno por uno, a chuparme la polla mientras yo les hacía la señal de la cruz en su frente otomana (**)... Y luego que me llamen "cruzado"...

Coronel Von Rohaut

(*) Inglaterra concedió que el himno francés se interpretará en segundo lugar, al final y como himno local; es una deferencia que nunca se había dado.

(**) Lástima que Kemal Ataturk, el dictador que les estaba desintoxicando y occidentalizando, muriera demasiado pronto sin poder acabar su labor: sustituyó el alfabeto árabe por el alfabeto latino, promovió, en los hombres, el uso de prendas de vestir occidentales y prohibió que las mujeres turcas, musulmanas o no, que podían y debían ir a la universidad, lo hicieran con velos o con la cabeza cubierta, igual que todas las funcionarias que tenían prohibido su uso en el trabajo. Prohibiciones que ahora ha levantado el bastardo del Recep Erdogán, que ha ido relevando y separando a todos los militares que vigilaban se conservaran y respetaran las normas dictadas por Ataturk, del que ellos se consideraban herederos. 

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