sábado, enero 25, 2014

El desembarco de Alhucemas

Es el que este fin de semana han efectuado en Barcelona las falanges del PP, partido reaccionario de extrema derecha y centralista que manda en Madrid.

Rajoy a seguir bramando que impedirá toda consulta al pueblo (¡me maravilla lo demócratas que pueden llegar a ser todos los dirigentes castellanos!)

Montoro a seguir asustando con sus números falseados (*) y amenazándonos con todos los tormentos del infierno si nos independizamos. Se le olvida decir lo que ganaríamos si le perdiéramos de vista a él, sus huestes y sus secuaces.

Otros "peperos" haciendo comparaciones e inventando malvados paralelismos entre el pacífico y democrático proceso catalán con la ya felizmente superada, mal les pese, violencia del proceso vasco y la ETA. Para enfangar y ensuciar el catalanismo.

La buena de la Cospedal (por estarlo, que no serlo, y que estar buena tampoco tiene nada que ver con ser medianamente inteligente; que no lo es y lo ha demostrado suficientemente con sus intervenciones televisivas "diferidas y en simulación") nos ha venido a decir que "¡Con la identidad española no se juega!". Y mucha gente a preguntarse "¿Ah, y con la catalana sí se puede?". (**)

Porqué con la identidad catalana (con nuestra historia, nuestra lengua y cultura, nuestra idiosincrasia, nuestro talante y personalidad) ellos no es que lleven años jugando si no pasándosela por el mismo forro de los cojones; ellos. Ellas por el flujo de sus bragas y sin usar desodorante... Y todos combatiéndola con saña, con afán de arrasarla, eliminarla y absorberla para pisotearla y diluirla en la española.

Coronel Von Rohaut

(*) Nos viene vendiendo préstamos con intereses como si fueran donaciones. Y en el resto de España se lo tragan y se creen que los españoles están manteniendo a los catalanes...¡Coño, si tan caros les salimos, que nos echen y se van a forrar...!
(**) Por cierto, la Cospedal ha aprovechado para darles apoyo moral a los putones verbeneros que tiene de delegadas en la sucursal catalana del prostíbulo madrileño, la Camacho y la Llanos de Luna. Y la Camacho, bien amparada y con su cara de jumento, no ha tenido ningún empacho en decir que, en Catalunya, la identidad castellana es una ley inmutable, mientras que la catalana es la imposición de unos locos iluminados... Si no fuera que no me gusta blasfemar, diría "¡Cagüen Dios...!".

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