sábado, noviembre 23, 2013

La cultura del vino y la guerra

Parece que cuando durante la Guerra Franco-Prusiana del 1870, las tropas alemanas avanzaban hacía París (qué fijación han tenido los tedescos en marchar sobre Paris...) al cruzar frente el famoso viñedo borgoñón del "Clos Vougeot" que ya entonces era famoso (ahora lo sigue siendo si bien en años pasados ha sufrido unos altibajos en su calidad), el mariscal prusiano que comandaba las tropas las hizo desfilar en formación y presentando armas ante el "chateau" (imagen de arriba). En homenaje a las orgías que, acompañado de dicho vino, había celebrado en Paris en años anteriores a la contienda.

Algo parecido ocurrió durante la IIGM cuando los aliados, después del desembarco en Provenza, en el sur de Francia, subían por el valle del Ródano.

En un momento y a la altura de Chalons sur Saone, el avance se paralizó y un general americano, el general Patch, se dirigió al encabezamiento de la columna, donde unos generales estaban discutiendo sobre unos mapas.

Eran el general francés Jean Joseph Marie Gabriel de Lattre de Tassigny (llamado "le Roi Jean", a la derecha de la imagen de encima) y su segundo el general Monsabert; y no estaban consultando un mapa de estado mayor si no un "atlas de vinos de Francia" y de Lattre le dijo al americano que los franceses no le perdonarían nunca si, con los combates, destruía los viñedos borgoñones de "Côte de Beaune" o de "Nuits Saint Georges" (*).

Entonces un oficial subalterno llegó diciendo que tenía la solución y que el grueso de las tropas alemanas estaban más abajo, en unos viñedos de menor calidad o categoría; con lo que de Lattre dijo: "pues ataquemos". Y según el general Patch, dos días después se había liberado toda la Borgoña.

Coronel Von Rohaut

(*) "Nuits Saint Georges" (que es el nombre del pueblo, imagen inferior), sigue siendo uno de los grandes vinos de Borgoña y tiene la particularidad que no se pone a la venta en el mercado abierto si no que sus distintos cosecheros, cada año, subastan la añada entre los mayoristas y grandes restaurantes que adquieren, al alza, partidas para sus clientes.
Y cerca de ahí, en la misma región, se cultiva, cosecha y embotella el "Romanée Conti", considerado por muchos como el mejor vino tinto del mundo (y uno de los más caros).

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