miércoles, septiembre 26, 2012

"Lord Haw-Haw"


Un periodista y tertuliano, un tal Juan Carlos Girauta, un catalán de los que se reclaman de "yo también soy español", todo y ser de los, aparentemente, más ecuánimes y educados, anda estos días un poco histérico ya que ve lo que se le echa encima.

Y mucha gente le niega su catalanidad al querer ser dos cosas a la vez, de la misma forma que es metafísicamente imposible ser, al mismo tiempo y en igualdad de derechos, italiano y austriaco o francés y alemán. Y alguien que le recriminó esta postura ambigua, ambivalente o contradictoria, fue un señor que llamó por teléfono a un programa de televisión y se declaró partidario de la independencia de Catalunya, todo y confesar que había nacido fuera de Catalunya y hablar en castellano. Y el señor Girauta le recriminó que ni tan solo supiera hablar en catalán, mientras que él era un catalán de larga tradición; o sea, le trató de "charnego", él que se declara españolista. De vergüenza...

También la Alicia Sánchez-Camacho, delegada del PP en Catalunya, decía esta mañana, en el Parlament, que nadie le dé ni le quite, sus derechos de "catalanidad". Pues bien, la Camacho puede haber nacido en Blanes (Girona y, por cierto, hija de un Guardia Civil, lo que es toda una presentación), pero la "catalanidad", que es más un sentimiento y una afirmación (cultural, histórica, lingüística  etc.) que una localización geográfica, se la niega ella misma al ponerse en el "otro bando".

Y esto me recuerda al llamado, por los ingleses, "Lord Haw-Haw", un individuo que se movía con pasaporte británico (a pesar de ser americano-irlandés), y que al principio de la IIGM, se pasó a Alemania y se puso al servicio de la propaganda "nazi" como locutor en el servicio de radio alemán hacía la Gran Bretaña.

Y, terminada la guerra, los ingleses le colgaron, por traidor.

Coronel Von Rohaut

2 comentarios:

interbar dijo...

Impresionante, ¿va usted, mi coronel, a colgar a Alicia o a Juan Carlos.

Coronel Von Rohaut dijo...

¡Por Dios, pero qué dice...!
Yo no cuelgo a nadie.
Pero algunos sí que, un buen par de hostias bien dadas, se las tienen ganadas. A pulso.