Casi tan difícil como decir quien es, siempre según tu mismo, claro, el mejor poeta del mundo (*), lo es decidir incluso cual es el que te gusta más, poeta o poema.
Y de entre los contemporáneos (o casi) ya que irme a los clásicos o a los antiguos ya sería demasiado complejo, diría que, de los italianos, Leopardi. De los franceses, hay tantos y tantos, que no me atrevo; solo decir que el que no me gusta demasiado es uno de los más famosos, Paul Verlaine. De los ingleses, Rudyard Kipling pero en esto he de admitir que me influye le épica de "If". Los españoles he de confesar, y que Dios me perdone, que no me interesan en absoluto, y de forma colegiada.
De entre los catalanes me gusta mucho algún poema de Joan Salvat-Papasseit, por encima de Martí i Pol e incluso de Espriu.
Pero si he de quedarme con uno sería con J.V. Foix, el poeta de Sarriá, del que ayer se cumplían 25 años de su fallecimiento y que fue una de las estrellas más fulgurantes de la vanguardia catalana.
Como "Sol, i de Dol", donde dice una de sus divisas: "M'exalta el nou i m'enamora el vell" (*), escrito en 1936 pero que tras la Guerra Civil y a pesar de ser de derechas de toda la vida, al negarse a escribir en otra lengua que no fuera la catalana, el franquismo no le permitió editarlo hasta el año 1947. O "Les irreals omegues", de 1949.
O, "És quan dormo que i veig clar", de 1953.
És quan dormo que i veig clar
Foll d'una dolça metzina,
Amb perles a cada mà
Visc al cor d'una petxina.
Só la font del comellar
I el jaç de la selvatgina,
- O la lluna que s'afina
En morir carena enllà
És quan dormo que i veig clar
Foll d'una dolça metzina
Coronel Von Rohaut
(*) O el mejor libro, o la mejor película, o la mejor canción, etc.
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