jueves, diciembre 15, 2011

Ya se pueden echar las cuentas


Ayer salió de la factoría de Lockheed Martin en Marietta, Georgia, el último (en la imagen) de los 196 F-22 "Raptor" montados en dichas instalaciones (187 ordenados para la USAF, más los de pruebas y ensayos).

De no llegar nuevos y muy improbables pedidos, quedará cerrada la cadena de montaje después de 14 años de actividad (*). Por lo que ya se pueden resumir las cuentas de este moderno pero costoso programa, destinado a una, hoy en día, improbable necesidad de superioridad aérea en función de "dog fight" o combate aire-aire.

El precio pagado por la USAF por la factura de compra del "Raptor" es de 137 millones de dólares por unidad. Pero si se tienen en cuenta los costos globales del proyecto, de estudio y diseño, desarrollo, ensayos y pruebas previas sufragadas por el Ministerio de Defensa, divididos por las unidades producidas y si no se encargan más, el coste unitario sale por la friolera de 377 millones de dólares que son más de 40 mil millones de las antiguas pelas (cada avión, lo que no es moco de pavo...).

Coronel Von Rohaut

(*) En otro, pero similar, orden de cosas, según palabras del ministro francés de Defensa y si no llegan pedidos para la exportación (difícil ante las dudas de algunos posibles clientes y la retracción ya conocida de otros), las cadenas de montaje del "Rafale" en Dassault se cerrarán en el año 2018, una vez terminados los 286 encargados por el gobierno francés (228 para l'Armée de l'Air y 58 para la Marine Nationale). Entregados hasta hoy, algo más de 100.

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