jueves, julio 22, 2010

La adscripción nacional

Tengo varios y buenos amigos que insisten en decir que son catalanes, y lo son por su "pedigree", pero que también reclaman su derecho a manifestar que igualmente se sienten españoles.

Y siempre les digo que sufren el "síndrome de Estocolmo" que es aquel que, después de una larga convivencia con tu adversario (varios meses o incluso algunos años en el caso de secuestradores), que puede ser incluso de siglos en el supuesto de pueblos vencidos, ocupados o colonizados, sufre, sin ser consciente de ello en la mayoría de veces o sea que lo negará siempre, la persona secuestrada o el pueblo confiscado y sometido. Y que le hace aceptar las razones e incluso adoptar los puntos de vista de su enemigo. Ya que es tu enemigo si te ha raptado o, como pueblo, te ha vencido en acto de guerra y ocupado por derecho de conquista.

Claro que también pueden amar a dos naciones por libre y siempre respetable decisión. Por su libre albedrío. Ahora bien, si su adscripción voluntaria a dos países o naciones lo es a igual nivel o sea, sin preeminencia de uno sobre el otro, ello les ha de causar fuertes tensiones emocionales; lo de tener el corazón partido. Ya que no se puede servir a dos amos a la vez.

Porqué la razón que aduce un buen amigo mio y que, debido a la extensión de mi razonamiento, lo he querido hacer en una entrada independiente, no es válida, salvo que sea una "boutade", una broma.

Él dice que porqué es un "rodabarense" es un buen tarraconense. Que porqué es un buen tarraconenses es un buen catalán y por la misma regla de tres es un buen español. Pero, claro, no se trata en absoluto de magnitudes iguales y ni se puede comparar ni trasladar.

Se puede tener cariño a tu pueblo de nacimiento (tu patria chica), luego a la capital de tu provincia y seguidamente a tu nación o Patria, ya que los primeros son un cariño puramente sentimental, cuyos intereses locales no se contraponen, salvo en pequeños detalles. Pero no puedes tener la misma consideración a tu nación que a otra nación que no solo compite con los intereses de la tuya si no que los expolia y los sustituye o, peor aún, los pisotea.

Salvo que previamente hayas aceptado que nación solo hay una, la que te ha invadido y ocupado y que lo otro es solo una "pro-vincia", una región vencida. O sea, que te hayas rendido, capitulado. Luego, a la una la querrás solo como "patria chica" y a la otra como ente u organismo jurídico superior, a la que acatas e incluso puedes llegar a amar, en un acto involuntario de traición a la primera. Pero no en igualdad de condiciones.

No sé si he conseguido, no convencer que no es mi propósito, si no hacerme entender. De lo contrario, es por mi incapacidad en explicarme mejor.

Coronel Von Rohaut

2 comentarios:

rogelio rengel dijo...

Querido coronel,

Una cosa está clara, creo yo y es que a estas alturas de la película, mutuamente no nos convencemos pero si hay una cuestión que veo que repite constantemente y de la que agradecería no siguiera insistiendo.
Me refiero a su reiteración en querernos vender ese Síndrome de Estocolmo.
De eso nada, de nada, de nada.
Si te sientes catalán y español simultáneamente, a santo de qué vas a tener Síndrome de Estocolmo.
Reciba como siempre un afectuoso saludo de su amigo que tanto le aprecia.

General Rogelius

Coronel Von Rohaut dijo...

Seguro, pero seguro, que no he sabido explicarme bien.
El "Síndrome de Estocolmo" no viene dado por el hecho, anormal en si mismo si bien recurrente, de sentirte tan catalán como español simultaneamente, si no por el hecho de "aceptar, comulgar e incluso defender, las tesis o posiciones ideológicas, de tu captor".
O sea, todo catalán que, siéndolo, se somete, aúnque él crea que voluntariamente, a una nación castellana, leáse España, sufre de dicho "síndrome". Y claro que él no lo aceptará nunca ya que así se manifiesta dicha perturbación, perfectamente descrita por la "práxis" ciínica.
Y en deferencia a vd., mi dilecto amigo, prometo no volvérselo a aplicar nunca jamás. ¡Hey! a vd. sólo ¿eh?. No al resto de sufridos afectados involuntariamente.