martes, junio 22, 2010

Una de gabachos

Un escritor inglés comenta lo muy pedantes que son los franceses pero que le maravilla que sus intelectuales puedan estar hablando horas en la tele sin que nadie se ría.

Y no solo no se ríen si no que, como ya he recordado aquí mismo muchas veces, hace ya algunos años el programa, emitido en "prime time" y con más audiencia de la televisión francesa en algún momento, era el "Apostrophes", de Bernard Pivot. ¡Que era un programa de crítica literaria...!

Si bien es cierto que allí acudían los escritores y filósofos más famosos, tanto franceses como extranjeros y que a la tertulia incluso participaron en persona y en directo François Mitterrand y Valéry Giscard d'Estaing, éste último mientras era Presidente de la República; lo que todavía hoy sería inaudito en la televisión española.

Hoy también las televisiones francesas, estatales o privadas, se han adocenado. Pero siguen habiendo tertulias políticas de un gran nivel intelectual, con personajes a los que da verdadero placer escucharles hablar. Y en las que participan habitualmente políticos y ministros en ejercicio, líderes de la oposición, que debaten sus ideas, con gran claridad expositiva, con un lenguaje culto pero entendedor y que debaten sus ideas porqué las tienen.

No como, y que Dios me perdone por la obscena comparación, en las televisiones españolas donde solo salen putas y maricones. Muchos maricones. Y famosas que lo son por contar en publico y en directo a cuantos toreros o futbolistas se han follado. Y periodistas cuya única información es a quien se la chupa la novia de zutano o mengano. Y donde dominan el "share" las Belenes Esteban de turno o sus equivalentes masculinos, a poder ser lo menos masculinos posible, que hacen gala de su ramplonería, y no solo no se avergüenzan si no que exhiben impúdicamente, una incultura enciclopédica. Porqué nada hay más atrevido que la ignorancia.
Y peligroso, añado yo.

Y donde los políticos y ya no digamos los ministros y menos el jefe del gobierno encerrado en su torre de marfil, son reacios a toda comparecencia pública, a todo debate abierto, seguros como están que solo les puede perjudicar. Porqué la mayoría de los "miembros y miembras" del gobierno español, de este y de cualquiera pero éste mucho más, tienen verdaderas dificultades para construir una frase gramaticalmente correcta, para expresar una idea coherente y que se pueda sostener, para tener un discurso estructurado e ideológicamente entendible. Ya no digamos para que, encima, sean capaces de proyectarlo con garra ni, menos aún, con un mínimo de gracia; con "esprit" como dirían los franceses, o con "finezza" como pensarían los italianos y sin que sea exactamente la misma cosa.

Porqué, como ya he recordado aquí un par de veces pero es que me encanta (pues antes sí que en España habían políticos con profesionalidad, independientemente de cual fuera su adscripción y que te pudieran gustar más o menos) la frase que dijo Don Antonio Cánovas del Castillo, político malagueño y reaccionario de la Restauración: "Es español el que no puede ser otra cosa".

Coronel Von Rohaut

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