lunes, mayo 03, 2010

Los "progres" y una cierta perversión de las ideas

Se da por sentado que, puesto que el uso del velo islámico o "hiyab", solo se impone a las mujeres y se exime de él a los hombres, es una practica musulmana sexista, machista y discriminatoria hacía el sexo femenino (junto con las predicas y enseñanzas de ciertos "imanes" que aconsejan como hay que pegar a las mujeres, seres humanos de segunda clase que han de ser corregidos). Y ello a pesar que algunas o muchas mujeres lo acepten voluntariamente por costumbre y hábito y no lo entiendan como una imposición; algunas incluso lo exhiben como una afirmación de su cultura y lo hacen orgullosas.

Pero lo hacen así equivocadas por su cultura, impuesta y aceptada a lo largo de los siglos. Y todo el mundo civilizado entiende que prohibir su uso en la sociedad occidental es proteger a las mujeres, incluso en contra de ellas mismas, de una discriminación retrógrada y salvaje.

Pero ahora sale una intelectual de la universidad de Berkeley (USA) una "progre" de un lugar donde, no lo olvidemos, nació la cultura "hippie" y la legalización moral del uso de ciertas drogas como el LSD, diciendo que está en contra de la prohibición del "hiyab" y ataca a Francia por ello. Y volviendo la evidencia como un calcetín, afirma que prohibir algo que hacen las mujeres es ir contra ellas y es discriminatorio para ellas.

¡ Virgen Santísima de la Consolación y de la Divina Providencia !

No hace tantos años, también en Europa y muy especialmente en España hasta tiempos recientes, las mujeres estaban obligadas a cubrirse la cabeza con un velo, una mantilla, para entrar en las iglesias y participar en sus ritos. Y recuerdo que la mayoría lo hacían contentas, algunas mantillas pasaban de madres a hijas, que las lucían con un punto de coquetería. Pero la jerarquía de la iglesia católica, compuesta por hombres occidentales y, muchos, con un nivel intelectual bastante alto, se dieron cuenta, tarde pero por si mismos, que se trataba de un anacronismo insoportable y, no sin reticencias, dejaron de exigirlo y, hoy, ninguna mujer occidental se cubre la cabeza, por exigencia u obligación, para ir a misa. No hizo falta prohibirlo en nombre de la laicidad y los derechos humanos o la igualdad entre sexos, porqué los curas cristianos no son tan obtusos y fanáticos como los moros o, por lo menos, han evolucionado con el tiempo y la civilización.

Pero ahora resultaría, según esa imbécil americana, profeta de la nueva izquierda, que la iglesia occidental atentó contra la libertad de las mujeres y las discriminó cuando las eximió de seguir unas normas, anómalas, pero que las aceptaban aparentemente a su gusto.

¡ Hay que ser gilipollas ! O "progre" de izquierdas...

Ojo, que yo también he dejado dicho recientemente que tampoco prohibiría el uso del velo islámico por las calles de Europa. Que cada quisque haga lo que le rote de los cojones, o de los ovarios en el caso de las féminas. Pero cuando sea, como en el caso del velo, para ir claramente en contra de los usos y costumbres del país que te acoge, en demostración que te niegas a integrarte y aceptar sus códigos, pues a la puta calle; de vuelta a tu país que aquí nadie te ha llamado. Porqué lo que está claro es que un velo islámico no puede equipararse, ni en su uso ni en su simbolismo, al de una gorra deportiva, boina o cualquier otro tocado que se lleve libremente por adorno, moda o costumbre juvenil. No confundamos la gimnasia con la magnesia ni el culo con las témporas.

Coronel Von Rohaut

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