martes, septiembre 22, 2009

La obra bien hecha o la calidad de la obra pública

Una calle fronteriza entre L'Hospitalet y Barcelona, que acaba de ser inaugurada a bombo y platillo por las autoridades (¿competentes?) y que comporta un depósito subterráneo de aguas pluviales, a la primera tormenta desatada a los pocos días de su inauguración, ha quedado inundada...

Lo mismo ocurrió hace unos años cuando, bajo la batuta del brillante arquitecto municipal, Acebillo, íntimo amigo del pobre Maragall, se tuvo que rehacer dos o tres veces un depósito similar bajo el cruce a distinto nivel de Gran Vía/Pº Zona Franca. A la que caían cuatro gotas, este cruce de la Plaza Ildefonso Cerdá se inundaba y tenían que acudir los bomberos a rescatar los coches sumergidos. Si el bueno del ingeniero Cerdá lo hubiera visto, se le habrían caído los cojones de vergüenza ajena. Porqué, en ambos casos, dichos colectores de aguas pluviales se diseñaron para evitar...
¡ las inundaciones !

Un amigo mío que lo vivió por estar haciendo la "mili" allí me explicó una vez que, cuando los americanos, después de los acuerdos entre Franco y Eisenhower, mandaron construir la base aérea de Torrejón de Ardoz, que sigue siendo la mejor y mayor base aérea del Ejército del Aire de España (*), el mismo día en que, en presencia de todas las máximas autoridades de ambos países, tenían que aceptar y hacerse cargo de la obra construida y que pagaban ellos, se presentaron con un equipo de técnicos de la USAF, armados con un martillo neumático y procedieron, a la vista de todos, a perforar la pista recién terminada de la obra encargada. Sólo al decir dichos técnicos que sí, que cumplía la normativa de grosor fijada en el contrato, los americanos empezaron a estrechar manos. ¡ Sabían con quién se la jugaban.... !

Si los ayuntamientos y gobiernos españolitos hicieran lo mismo, casi ninguna constructora cobraría; pero claro, tampoco los politiquillos de aquí cobrarían sus sabrosonas comisiones !!!

Coronel Von Rohaut

(*) También, cuando yo era joven y hasta bastante recientemente (no sé si todavía ahora), la mejor pista de aterrizaje y la más larga de todas las bases aéreas francesas, era la de Mont de Marsan, en las Landas y al sur de Burdeos, que había sido construida, durante la guerra, por los alemanes de la Luftwaffe. Y la más resistente por ser de cemento y no de asfalto, como las primeras autobahn encargadas por Hitler.

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