miércoles, abril 29, 2009

He visto la luz

Sí, por fin he visto la verdad, he entendido y a fe que, a mi edad, ya era hora.

En un periódico una pobre mujer se lamenta, en carta abierta, que el Ayuntamiento de su pueblo no practica la autentica democracia, no atiende las peticiones de la oposición, no deja entrar al público (el pueblo, el que les paga su salario) en los plenos, no informa de su gestión, etc.

Y le contesta un funcionario o dirigente de dicho Consistorio, diciendo que, en su día, se aprobaron una normas de funcionamiento, unas reglas del juego (*) y que, por lo tanto, todo lo que hacen es legal.

En absoluto responde, ni rechaza, ni defiende, ni justifica, ni excusa, ni lamenta, ni confirma, ni ratifica, ni promete ninguna enmienda ni explicación a nada de lo que aduce la buena señora. No. Tan solo se refugia en que lo que hacen es legal.

Cómo algunas leyes españolas y su Constitución, redactadas por una mayoría contra una minoría. No para todos.

Y cuando un dirigente vasco (iluso) dijo que haría un referendum para conocer la voluntad del pueblo, del suyo, sobre un tema determinado (el muy imbécil lo prometió), le contestaron que no era legal, que lo tenían que autorizar precisamente los que no lo quieren autorizar. Que está prohibido por la Constitución, esa que hicieron ellos.

Y cuando alguien, en un territorio dado, dice que quiere separarse del resto, te dicen que está prohibido por dicha Constitución, que proclama la "Sagrada o Indivisible Unidad de la Patria" (la de ellos, claro está).

Luego, si les dices que quieres modificarlo, lo que está contemplado en el mismo texto "sagrado", te responden que la consulta y consiguiente aprobación debería ser, no a los que quizás se quisieran separar y por esto se lo quieres preguntar, si no a todos, al conjunto del territorio, incluido el de los que perderían si unos se separasen y por lo tanto nunca jamás lo aceptarían. Porqué de otra forma no sería legal.

Pues ahora lo tengo claro. Les da igual que sea indecente o deshonesto, injusto o inmoral. Lo importante es que sea legal. Luego, en ciertos casos será justo y moral, o moralmente lícito, saltarse la Ley. O pasarse la Ley por el mismo forro de los cojones.

Coronel Von Rohaut

(*) Establecidas por los mismos que mandan ahora, en base a su mayoría, claro está, pero con desprecio a los demás y a la misma Democracia.

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