domingo, agosto 17, 2008

Opus 28

En algunos países y sobre todo en los mas civilizados, cómo la Gran Bretaña, existían unos lugares de reunión social, todos de altísimo nivel y llamados "Clubs".

En su mayoría, habían sido fundados por varones y estaban reservados a los socios masculinos, teniendo severamente prohibida la entrada de damas. A las que ninguna ley prohibía que crearan sus propias y reservadas asociaciones...

Pero con la llegada de leyes igualitarias, derechos humanos a veces mal entendidos, normas paritarias y antidiscriminatorias por razón de sexo, etc., se les exigió que admitieran señoras y señoritas.

¿Porqué, me pregunto yo? ¿Acaso un grupo humano no tiene todo el derecho del mundo a reunirse, a solas, y relacionarse con quién le de la real gana? ¿Porqué no puedo crear un club en el que sólo se admitan fumadores de pipas "Dunhill", o sólo bebedores de cerveza trapista "Chimay Bleue", o sólo comedores de lechuga aliñada con aceite virgen de "Les Garrigues"? ¿O solo hombres, maricones, mixtos o heterosexuales, ahí me da igual?

¿Acaso con las mujeres no me interrelaciono e interactúo ya en otros cientos de lugares? ¿Acaso las mujeres no podrían, si quisieran, hacer lo mismo y no admitir hombres en sus reuniones, por estética, mientras charlan de novios, amantes, ropa interior con puntillas o de física nuclear, cuántica o nanoelectrónica?

¿Dónde coño está la discriminación, si ellas pueden hacer lo mismo?

Porqué siguiendo "ad infinitum" y hasta el absurdo con ésta linea igualitaria y paritaria, que por ley se inmiscuye en la vida privada y social de las personas individuales, también podrían empezar los gobiernos a exigir que las tiendas especializadas en ropa de caballero vendan también, aunque no quieran pues si quieren no tiene gracia, ropa de señora para no discriminarlas. Y las tiendas especializadas en trajes de novia, que vendan calzoncillos para los novios, eso sí, exclusivamente de color rojo.

Y quiero que en la verdulería me vendan carne. Ya sé que hay carnicerías, pero si entro en una verdulería y no hay carne yo, que soy carnívoro, me siento muy discriminado.

¡Ah! También quiero poder entrar libremente y que no me nieguen el acceso por ser hombre, a los lavabos de señoras. Ni a las señoras que les priven de entrar en los lavabos de caballeros para el caso que les haga ilusión probar a mear de pié y de cara a la pared, aunque se salpiquen.

Coronel Von Rohaut

1 comentario:

Pharster dijo...

Es buenísimo y tienes una razón galáctica diría yo; quedo encantado.El Pere