lunes, junio 09, 2008

Crisis, ¿qué crisis?

De forma parecida a cómo el chuloputas del Aznar dijo en su momento que la economía española, bajo su dirección, estaba mas saneada y próspera que la alemana, cuando Alemania era, de largo, el primer país contribuyente a los fondos de cohesión de la Unión Europea, mientras que España era el primer país receptor de dichos fondos, de la misma forma chulesca, repito, el gilipollas del Zapatero ha salido por la tele y él, que no tiene ni puta idea de economía, con cara adusta y severa, se ha permitido reñir al Presidente del Banco Central Europeo, el Sr. Trichet y decirle que ha de ser mas prudente y hablar menos y no alarmar.

Es cierto que Jean Claude Trichet se ha adelantado a anunciar unas próximas subidas de los tipos (el precio del dinero) para hacer frente a la actual crisis (y que, por cierto también, es su responsabilidad). Pero es mas real la postura alarmista de Trichet, frente a una crisis también real y que amenaza con ser larga y profunda, que la postura de Don Tancredo del analfabeto del Zapatero, que se pasa el día diciendo que "aquí no pasa nada" y, por consiguiente, tampoco hace nada.

Evidentemente la crisis no es, en absoluto, culpa del Zapatero. Y varias son las causas y diversos los desencadenantes.

Entre otros y de forma muy resumida y elemental:
  • El caos en el sistema financiero, especialmente en el mundo occidental, provocado por la estafa, el timo del "toco mocho", infligida a todo el sistema bancario, con el tema de las "subprimes". Y ha sido una estafa ya que el sistema financiero americano, desmadrado por la falta de controles en su actividad fuera de sus fronteras, sabía que estaba colocando basura financiera. Pero es tan estafador el que la coloca, cómo el que la acepta y se la traga, sin garantías, ofuscado por la codicia y la quimera de grandes beneficios.
  • El encarecimiento de las materias primeras. Pero no causado, tan solo, por la mayor demanda de los países emergentes, si no también por el acaparamiento y por la especulación. Es cierto que los alimentos suben porqué algunas cosechas de ellos se derivan a la fabricación de biocombustibles, pero es una pequeña parte. Lo que ocurre es que muchos fondos de capitales, escaldados por los problemas de otros mercados, cómo el de la "burbuja inmobiliaria", se han lanzado a especular en los mercados de futuros de las "commodities".
  • Precisamente en el encarecimiento de los alimentos tienen mucha culpa los márgenes monstruosos que practican las grandes centrales de distribución, cada vez mas monopolísticas. Yo soy totalmente partidario de dejar actuar las leyes del mercado pero los gobiernos no pueden dimitir de su capacidad de regulación. Es inmoral que unas cerezas o unas patatas, por las que el labrador-productor percibe sólo unos céntimos de euro, yo las pague en el "super" multiplicado por diez. Tan solo una ley que obligase a etiquetar los productos y que además del PVP se exigiese, por ejemplo, poner lo que se ha pagado en origen, haría que, por vergüenza, algunos productos no sufrieran incrementos tan brutales. Y cuando falla la vergüenza, siempre puede actuar el peso de la ley o la "garrotada".
  • Al igual que en las alzas brutales de los productos petrolíferos. Siempre los gobiernos pueden incidir bajando la carga impositiva que, en los países europeos, supera de largo el coste del petróleo mismo y tal cómo ha pedido Sarkozy ya que al subir el coste del crudo, la base impositiva, los gobiernos tienen cada vez mayores recaudaciones, que podrían modular. En la Unión Europea le han dicho que no ya que temen que, al bajar la parte de beneficios de los estados, las grandes compañías petroleras (casi todas americanas) podrían estar tentadas a subir, aún mas, el precio del barril y así quedarse ellas con éste beneficio extra, a sumar a los ya ingentes de que disfrutan. Pero yo estoy seguro que, a través de una acción conjunta de los principales países, algo podría regularse. Siempre que quisieran, claro y no se doblegaran ante la fuerza de los grandes "trusts" y de los países de la "OPEC", otros grandes chorizos pero que no considero que sean invencibles.

La actual huelga de transportes nos puede acarrear muchos problemas a los sufridos y desamparados ciudadanos así cómo a la economía en general pero yo, esta vez, la celebro y la encuentro ajustada.

De momento esta mañana ya me he quedado sin periódico, por falta de distribución. Pero si la prolongación de la huelga empieza a causar desabastecimiento en las gasolineras y, sobre todo, en los alimentos y productos básicos, el Don Tancredo del Zapatero quizás se verá obligado, por cojones, a reaccionar y hacer algo, que es lo que se les debe exigir a los políticos y gobernantes, por malos que sean.

Coronel Von Rohaut

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