lunes, octubre 22, 2007

La traducción de los patronímicos

Un amable lector me ha solicitado que opinase sobre la aparición televisiva del "amigo" Carod por televisión y que fue un éxito de "share" en "prime time" (que frase mas pija me ha salido).

No lo pensaba hacer porqué, después de la que está cayendo, con el ínclito Losantos apelando, cada mañana desde la emisora de los obispos, a la guerra civil, con continuas referencias al 31, el 34 y el 36 y pareciendo reclamar una intervención o real (del rey) o armada (del ejercito), para poner fin a la, según él y sus amigos, "disolución y desaparición de España, dirigida por Zapatero desde la Moncloa", hablar del Carod me parecía baladí.

Un Carod que no es santo de mi devoción ya que, cómo independentista, me ha decepcionado. Pero que en esta intervención creo que lo hizo bien, bastante bien.

El Durán Lleida estuvo en su lugar, cómo catalanista moderado y pactista, en la línea coherente de CIU y del Padre Pujol: "Es cierto que en España nos tienen manía, pero quizás algo habremos hecho mal también nosotros, no nos sabemos explicar, hay que ser amables para hacernos querer de los españoles (no vayamos a perder los mercados...) etc. etc....". O sea, la posición de siempre y de la mayoría de empresarios catalanes, pacatos y cobardes y que, por desgracia y repito, por desgracia ya que yo fuí votante de CIU, es una línea política, la de Prat de la Riba, Cambó, Pujol y hasta Maragall, que se ha demostrado totalmente inoperante ante la estulticia y maldad castellano-centralista, ya que cada vez estamos mas mal vistos y mas puteados económica y financieramente.

En lo del velo de las moras, el Durán no estuvo nada mal...

En cuanto al Carod, estuvo brillante y ya entenderé que los anticatalanistas lo encontraran chulo y los catalanistas moderados, demasiado agresivo.

Pero estuvo en su lugar insistiendo en que le llamasen Josep Lluis (que es su nombre único, puesto que es el que figura en su documentación) y no José Luis porqué, si bien el tema es banal, el lo utilizó cómo simbolismo del desprecio español hacía lo catalán. Al Iñaki Gabilondo nadie le llama Ignacio pero al Carod le querían chinchar llamándole José Luis.

Los que adujeron, para llamarle José Luis, que ellos no sabían (ni tenían porqué, ni les interesaba lo mas mínimo) catalán, no hicieron mas que el ridículo porqué, para llamarle a uno por su nombre verdadero, no hay que saber idiomas. ¿O es que saben inglés todos los que dicen Richard Gere en lugar de Ricardo, que resultaría estúpido? ¿Oyó alguien, alguna vez, llamarle Gerardo Cooper a Gary Cooper o Miguel Douglas a Michael Douglas? ¿Y saben alemán los que dicen Helmut Kohl o francés los que dicen Jacques Chirac?

Claro que los nombres, a veces, se pueden traducir y es habitual, aunque a mi no me gusta, traducir algunos nombres de ciudades, cómo Londres en lugar de London.

En italiano, Franfurt am Main se transforma en Francoforte dal Meno y Münich en Monaco, lo que, además, le confunde con el Mónaco de las princesitas. En cambio, cuando en catalán decimos Tolosa del Llengüadoc en vez de Toulouse, no cometemos ningún crimen ya que Tolosa se dice en occitano, que es la lengua original de aquel país, íntimamente ligada con el catalán ya que éste último incluso llegó a llamarse "lemosín", que es un dialecto del occitano.

Y también la Generalitat, a veces se pasa catalanizando cosas que no debiera cómo cuando vi escrito "rugbi" en vez de rugby, que es un deporte inglés, que se escribe así y además es el nombre de una población, donde nació el deporte y que es Rugby.

Pero también es cierto que la última señora de Valladolid que apareció en dicho programa televisivo y que insistía en lo de José Luis después que Carod ya hubiera dado sus explicaciones tenía, con su traje chaqueta clásico, su exhibición de oros y joyas, su pelo rubio teñido y laqueado y su media sonrisa irónica y despectiva, toda la "facha" de una "Madonna del PP" (no la cantante, ¡eh!, sino una "madonna" del renacimiento, oronda y satisfecha).

Coronel Von Rohaut

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