viernes, febrero 02, 2007

La Monarquía

Para que no me digan moro, no hago fiesta hoy viernes. Ni la haré mañana sábado para que no me tomen por judío, ni descansaré en el séptimo día o sea, el domingo cristiano, porqué soy ateo militante. Al tener estropeada la línea ADSL, descansé ayer jueves, que debe ser ni fú ni fá...

Pero hoy vuelvo y cómo tengo ganas de frivolizar, hablaré de la Monarquía. Naturalmente que soy republicano e hijo de la Ilustración y de la Revolución Francesa así como de su antecesora, la Revolución Americana con sus fundadores, los Padres de la Patria (americana, "of course"..!)...si bién admirador de Napoleón Bonaparte (un poco dictatorzuelo..) y su grandiosa obra modernizadora de la sociedad.

Lo que no soy es monarquico pués, como dijo en su día Mossén Xirinachs, ya es triste que la sucesión al frente de la jefatura de un estado dependa más de un espermatozoide (y el resultado puede ser un perfecto retrasado mental, ejemplos "haylos"), que de la voluntad del pueblo, libremente expresada.

Y ¡ojo! que esto ultimo tampoco es cierto del todo ya que, como dijo no sé si Spengler o Toynbee, la Democracia moderna es más bien una plutocracia o gobierno de los ricos (¿sabéis la fortuna que hay que invertir para optar a la presidencia de cualquier país y no digamos de los USA?). Pero como también dijo Churchill, sigue siendo la menos mala de las formas de gobierno...! Las demás son peor.

Coño! ya me he liado. Yo quería hablar del Rey, ya que no soy monarquico, pero es lo que hay. Y el que tenemos, en un momento clave, no lo hizo mal y en conjunto llevó bién el tema delicado de la transición pués en España hay muy mala leche y supo canalizarla y/o contenerla.

Después ya, a vivir del cuento, navegando y esquiando (esquiando mucho, de las dos formas, según dicen los entendidos...). Pero tanto él como su señora, han sido unos buenos profesionales y si aceptamos la monarquía, hay que entenderla cómo lo que és: un símbolo, como la bandera, una imágen del país representado y su proyección al exterior, un embajador de buena voluntad capaz de tejer lazos favorables gracias a sus relaciones personales, familiares y de "clase", etc.

Luego, un Rey o un Príncipe, si les pagamos es para que cumplan con su deber o sea, con su trabajo. Y ya que viven cómo reyes, han de aceptar también las cargas y obligaciones que van con el cargo. Y no pueden mantener y dignificar su "status" si, por ejemplo, se casan con una locutora de televisión, divorciada y nieta de un taxista. Que luego será reina...Reina ¿de qué?, ¿de corazones?

O sí que pueden. Y tienen todo el derecho a reclamar querer vivir como un chico normal y casarse con quién se hayan enamorado. Pero si quieren ser "un chico normal", que renuncien al sueldo de Príncipe, que es otra cosa y que busquen trabajo en El Corte Ingles. O por sus relaciones, les enchufarán en "La Caixa" o en el Banco de Santander. Pero no en un Palacio Real con una locutora, que las "razones de estado" no son un cuento de Walt Disney...Un poco de seriedad, coño...!

Coronel Von Rohaut

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