martes, noviembre 21, 2006

El matrimonio, las palabras y los conceptos

En La Vanguardia de hoy, Magí Camps, que tiene una columna habitual, es filólogo y creo que uno de los creadores del "Libro de Estilo" de dicha publicación, se refiere al uso ambivalente de la palabra "matrimonio" y a tal respecto le he enviado la carta que reproduzco:

"En su columna de hoy defiende Vd. el uso de la palabra matrimonio para designar, también, las uniones homosexuales. Me permitirá no estar de acuerdo con Vd. y no por una mentalidad inmovilista ya que yo estoy de acuerdo en que el lenguaje ha de estar al servicio de las personas y que estas lo hacen evolucionar continuamente; el pueblo crea el lenguaje.
Pero precisamente por ello, no estoy de acuerdo con su frase final “Es bueno que las viejas palabras sirvan para los nuevos usos”.
Antes prefiero el estilo americano de inventar continuamente nuevas palabras, nuevos verbos y todo tipo de neologismos.
Nos entenderemos mejor si dejamos lo que hay para lo que era y si el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, yo no prohibiré que dos hombres se unan sexual y afectivamente (pero que horror, ¿no?), con todos los derechos civiles (y obligaciones). Pero que le llamen de otra manera, que no será por falta de posibilidades.
Y también se que lo mío es una batalla perdida, pues cada día parece que es mas fácil introducir el error en el lenguaje, que la corrección, como ha ocurrido con la expresión, ya plenamente integrada, de “violencia de género”, que debe querer decir darle de hostias al artículo femenino, en lugar de “violencia de sexo”, o “catástrofe humanitaria” cuando un país pasa hambre o explota un volcán, en lugar de “catástrofe humana”, ya que los que sufren son hombres (y mujeres, seamos políticamente correctos) o sea, los humanos y no el humanitarismo, que es otra cosa.
Por cierto, se ha fijado Vd., Sr. Camps, que la mayoría de estos errores provienen de una mala traducción del inglés y de caer en la trampa de las “palabras amigas” y que esto se evitaría con un mayor nivel de la enseñanza de la lengua (la propia y las extranjeras) en las escuelas?
Y que también algunos de los errores que yo entiendo que lo son, están aceptados por la Real Academia en sus segundas o terceras acepciones, pero es que la Academia acaba aceptándolo todo y cuando puede acuña de “motu proprio” verdaderas salvajadas, como el “güisqui”."

Estaríais de acuerdo conmigo o preferís aceptar lo que impone el uso mayoritario aúnque sea, a veces, por incultura...?

Un abrazo

Coronel Von Rohaut

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